Hay ciertos factores que debemos tener en cuenta a la hora de preparar los alimentos que vamos a llevar en la mochila durante una jornada de resistencia de media intensidad como es el senderismo. Debemos pensar en el tiempo de actividad, distancia, intensidad, puntos de recogida de agua, el peso de los mismos alimentos o la estación en la que nos encontramos. Dependiendo de los puntos mencionados anteriormente debemos realizar una estrategia para cargar bíberes, pues necesitamos alimentos calóricos ricos sobretodo en grasas y carbohidratos, las principales fuentes de energía de nuestro organismo. Si vamos a realizar una excursión de una jornada completa es interesante madrugar un poco para realizar una carga de hidratos de carbono de absorción lenta como puede ser un cereal integral en el caso de poder desayunar con un par de horas de antelación a la actividad (el tiempo que nuestro organismo tarda en digerirlo e introducirlo en nuestro torrente sanguíneo). Un desayuno ideal podría ser: Un bol de cereales integrales tipo muesli, con una pieza de fruta picada, nueces, cacao y leche o bebida de soja. Un plato calórico, saciante, con un índice glucémico moderado para ir administrando hidratos al torrente sanguíneo de forma paulatina, sin contar la cantidad de minerales y vitaminas que introduciremos en nuestro organismo. En el caso de realizar una ingesta justo en el momento de iniciar la marcha, debemos pensar en un aporte de energía que no nos genere una digestión pesada que pueda hacerlos pasar un mal rato durante las primeras horas. Sería recomendable alguna pieza de fruta, frutos secos, una tostada integral con mermelada y margarina acompañado de un café con leche. Durante la travesía dependiendo de la intensidad podemos ir haciendo pequeñas ingestas cada hora, dos horas. Un acompañamiento ideal puede ser chocolate negro, dátiles, fruta desecada o liofilizada, frutos secos o barritas de muesli. Si tenemos planeado hacer una parada, un bocadillo pequeño es una buena alternativa. Si buscamos kcal, podemos añadir aceite de oliva y algún embutido como salami o fuet (en este caso no estamos optimizando la salud, si no el incremento de kcal para aguantar durante la actividad). Aunque es más recomendable tomar pequeñas ingestas de alimento durante la excursión, realizando paradas cortas. Por el contrario, si realizamos una comida copiosa y descansamos, tendremos toda la sangre dedicada a hacer la digestión, nos costará más arrancar y podríamos sufrir un corte de digestión y estar el resto de la actividad con los jugos gástricos rondando por nuestro esófago. Una vez hemos llegado a nuestro destino, es interesante aumentar el aporte de proteína para reparar esas fibras cansadas o con posibles fisuras por el esfuerzo físico. Así promovemos una pronta recuperación de nuestros músculos para seguir practicando deporte con la mayor brevedad posible. Si deseas perder peso, mejorar tu rendimiento deportivo o cambiar tus hábitos a un estilo de vida más saludable no dudes en preguntarme. Sigue mis recetas y entrenos en Instagram. @cuidateconjose
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AutorTécnico superior en Dietética Categorías
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